Lo lograste, María

Tenía 20 la primera vez que la vi. Yo ya estaba en el diario, trabajaba en redes sociales, pero no me animaba a pedirle a algún editor o editora que me dejara escribir. Yo estaba ahí porque quería ser una periodista que escribía notas largas, o porque en el fondo soñaba con ser escritora. Pero sobre todo, yo quería escribir sobre ella.
Le mandé un mensaje por Facebook y le dije que era estudiante de comunicación, que estaba haciendo un trabajo final de un seminario y quería saber si podía entrevistarla. Sobre este momento ya escribí y fue la primera vez que escribí sobre ella. Escribí, medio impactada y emocionada, que María Riccetto hablaba bajito, que era más bajita de lo que parecía cuando bailaba, que me llevó atrás del escenario mientras el Ballet del Sodre hacía Romeo y Julieta, que lloré, que no me animaba a pedirle una foto. Escribí que María estaba logrando que todos la quisiéramos. El título de ese texto, de hecho, era Tranquila, María, lo estás logrando. Espantoso, lo sé, sigo sin ser buena titulando.
Tenía 20 años la primera vez que la vi. Y aunque 5 años puede parecer poco tiempo, para alguien de 25, es muchísimo. Después de todo, el tiempo es lo más subjetivo que tenemos. Ojalá me acordara de la primera vez que la vi bailar, pero no lo recuerdo.
Escribo este texto porque sí. Escribo este texto porque aunque ahora soy una periodista que escribe largo, no lo voy a poder escribir en ningún medio. Escribo porque una vez, hace un tiempo, le dije que le iba a escribir algo lindo. Escribo porque desde que nos conocimos siempre me dijo que sí, porque me ayudó, porque me hizo escribir mis mejores textos. Escribo porque escribir sobre ella es volver a bailar, porque cada vez que nos vemos me pregunta cuándo vas a volver, Sole, y yo le digo no sé, María. Escribo porque la primera vez que vi el Lago con mi abuela fue con ella y porque casi siempre que la veo bailar, lloro. Lloré con Tatiana por el amor. Lloré con Clara, porque la navidad siempre me hace llorar. Lloré con Carmen por la belleza. Lloré con Giselle por la angustia.
Escribo porque escribir sobre María me hace bailar. Escribo porque hace cinco años que escribo sobre ella. Escribo porque hoy no pude ir a la conferencia y por todas las notas y textos que quise escribir y no pude. Escribo porque ella tiene 39 y yo 25. Porque ella deja de bailar pero yo sigo escribiendo, un poco más adulta, con un poco más de vida. Escribo porque la vamos a extrañar. Porque quiero verla bailar de nuevo. Porque me ayudó a conocer a Paloma. Escribo por respeto, por admiración, por agradecimiento y por amor. Escribo porque tarde o temprano iba a escribir este texto. Porque aunque me pasé 11 horas de mi día escribiendo, igual necesitaba hacerlo. Escribo porque una vez le dije que lo estaba logrando y aunque siga con malos títulos, escribo porque María lo logró. La queremos, todos la queremos.

Yo la quiero, por eso escribo.

S. Gago.

PD: La foto es del crack de Darwin, de un día hermoso persiguiendo a Riccetto.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Ariel dice:

    Muy buena nota. Excelente. Siga escribiendo por favor. Salud

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